REMINERALIZANTE REMOLACHA ROJA (1)
Los colores naturales de los alimentos también cuentan en el cuidado de la salud. De forma espontánea nuestra vista se siente atraída por el verde, un color aperitivo; en el rojo leemos una señal de que el fruto está maduro; la gama de naranjas y amarillos nos indican calor, vitalidad, y los rosas dulzor. Esas gamas de color proceden de carotenoides, pigmentos y en general sustancias de gran interés para nuestro organismo, por eso al variar los alimentos completaremos un “arcoíris” nutricio si seguimos una dieta exitosa durante décadas como es la mediterránea. Las numerosas variedades y diferentes colores que ofrece la llamada genéricamente “remolacha de mesa” nos invitarán a variar el menú y a romper la “monocromía” a la vez que nos evitamos sufrir carencias.
La remolacha de mesa o Beta vulgaris procede de una planta silvestre de la costa norteafricana, la Beta marítima, que pasó a ser una planta cultivada hace ¡4.000 años! Desde entonces, con la reiterada selección de las que tenían hojas más tiernas se llegó a la acelga de hoy, y de la selección de las raíces más suculentas se obtuvo la remolacha, de sabor un tanto terroso pero dulcificado. Sus colores rojos, violáceos, indican un alto contenido en betanina, que repintará nuestro interior y la orina, sin que el hecho de teñirla de rojo-rosa deba ser motivo de alarma, al contrario.
Es un alimento rico en vitaminas (A, B1, B2, C, E, PP), remineralizante por su aportación de calcio, hierro, fósforo, potasio, magnesio, etc., esencial para salir de estados anémicos, además de ser un alimento antioxidante y alcalinizante. Cruda o cocida, con ella se pueden preparar infinidad de platos, incluso postres. Si la tomamos en zumo, añadir un poco de jengibre fresco rallado tonificará y revigorizará todavía más. Hoy se sabe que contiene unos principios anticancerígenos cuya actividad no es destruida por la digestión, y también que es interesante en el tratamiento de la leucemia y para corregir el estreñimiento. Pero deberá comerlas con moderación quien tenga tendencia a las fermentaciones y está contraindicada para diabéticos y en dietas bajas en sal.
Las propiedades de la remolacha ya eran conocidas por los médicos árabes, por eso seguramente se la trajeron a sus vergeles en la península. La comían lactofermentada, en salmuera, como seguimos haciendo con las alcaparras y los pepinillos (un método de conservación muy natural que vuelve). Luego el tiempo fue cubriéndola de olvido, hasta reaparecer en Italia, en el Renacimiento, de donde la moda se exportó a la corte francesa. En cambio aquí no volvió a ser alimento popular hasta hace pocas décadas, después de unos años de cultivarla para la exportación, incluso ecológica. Tenemos en el mercado remolacha ecológica todo el año, y la podemos cultivar también todo el año salvo un parón en la canícula, por el calor, o en pleno invierno por el frío.(…)
Ahora, después de leer las ventajas de comer remolacha de mesa, no caigamos en el error más común que es atiborrarse de un alimento para obtener sus propiedades curativas. Comerlas a menudo, o a diario, junto con otros alimentos ecológicos de cercanía y frescos, siguiendo las estaciones, eso es lo que funciona, como así lo confirman los estudios más recientes sobre la colorida dieta mediterránea.
KVASS DE REMOLACHA (2)
Es una bebida con un intenso sabor a tierra que puedes combinar con zumos o agua con gas para sustituir a las bebidas carbonatadas. Un chupito en ayunas constituye un magnífico tónico para el hígado.
Ingredientes para un litro
– 2-3 remolachas medianas
– La peladura de medio limón
– 2-3 rodajas de jengibre
– 1 litro de agua sin cloro
– 2 cucharaditas de sal
Preparación paso a paso
1. Elimina las hojas y tallos de las remolachas y cualquier parte con mal aspecto. No es necesario que las peles. Sólo lávalas bien para quitar todo resto de tierra. Córtalas en unos 8-12 trozos cada una, y coloca los trozos en un tarro de vidrio de dos litros de capacidad.
2. Añade ahora el resto de ingredientes: la peladura de limón, las rodajas de jengibre y la sal. Vierte el litro de agua y revuelve con una cuchara.
3. Tapa el tarro y déjalo fuera de la luz directa del sol en un lugar donde lo veas a menudo. Cada día, abre la tapa para dejar escapar cualquier posible acumulación de gas. Si ves que se forma espuma, retírala con una cuchara.
4. Pasados 7 días puedes colar y reservar las remolachas y aromatizantes y poner el líquido en una botella que guardarás en la nevera. Con la remolacha puedes hacer una tanda más de kvass, y cuando hayas terminado la puedes comer rallada en ensalada. El kvass se conserva durante un mes en la nevera.
(1) Barasoain, Rosa (2017). Remineralizante remolacha roja. La fertilidad de la tierra (69) pág 66
(2) Fernández, Mónica; Penyarroia, Jordi (2017) Verduras fermentadas: más allá del chucrut. La fertilidad de la tierra (69) pág 47